¿De qué manera el sentido de vida impacta la salud mental en la adultez mayor?

Por: Ps. Beatriz Croquevielle O.
El sentido de vida, el propósito existencial y la motivación son dimensiones fundamentales del bienestar psicológico para todos los seres humanos, pero adquiere especial relevancia en la adultez mayor por ser una etapa compleja en tantos aspectos.
Según datos y cifras de la OMS: “En 2030 una de cada seis personas en el mundo tendrá 60 años o más. La soledad y el aislamiento social son factores de riesgo clave para las afecciones de salud mental en etapas posteriores de la vida. Uno de cada seis adultos mayores sufre malos tratos, a menudo por parte de sus propios cuidadores. Aproximadamente el 14% de los adultos de 60 años o más viven con un trastorno mental. Los trastornos mentales en los adultos mayores representan el 10,6% del total de años vividos con discapacidad para este grupo de edad”, OMS.
En este período vital es usual que muchas personas enfrenten desafíos como:
- Cambios de vida: La jubilación, la pérdida de seres queridos o el declive de las capacidades físicas o cognitivas pueden hacer que las personas sientan que han perdido su rol o identidad en la vida.
- Aislamiento social: Muchas personas mayores experimentan soledad, lo que puede llevar a una sensación de vacío y falta de conexión con los demás.
- Evaluación de la vida: A medida que las personas envejecen, pueden revaluar sus logros y metas, lo que a veces puede llevar a sentimientos de insatisfacción o falta de propósito.
Un trío poderoso
Y aunque para algunos pueda ser una fase exigente conservar el propósito, la motivación y el sentido de vida es esencial para mantener la salud mental y emocional; e incluso, se observa efectos significativos sobre la salud física y la longevidad.
¿Qué dicen algunas investigaciones recientes?
La relación entre el sentido de vida y los problemas de salud mental en adultos mayores es uno de los tópicos que aborda el estudio “Meaning in Life and Mental Health Issues in Older Adults: A Meta-Analysis” (2023), allí se observa una correlación negativa moderada entre el sentido de vida y los problemas de salud mental, sugiriendo que un mayor sentido de vida está asociado con una disminución de estos problemas.
En tanto, en “The Role of Meaning in Life in the Association Between Loneliness and Depression: A Mediation Study Among Older Adults from 26 European Countries” (2024), se investigó cómo el sentido de vida media la relación entre la soledad y la depresión en adultos mayores. Se encontró que un mayor sentido de vida reducía significativamente la asociación entre la soledad y la depresión, actuando como un factor protector.
En “Meaning in Life as a Protective Factor Against Depression” (2023), explora cómo el sentido de vida puede actuar como un factor protector contra la depresión y sugiere que fomentar un sentido de propósito y significado en la vida puede ser una estrategia efectiva para prevenir o mitigar la depresión en adultos mayores.
De lo anterior, es posible concluir que el sentido de vida está moderadamente correlacionado con una disminución en los problemas de salud mental entre los adultos mayores. Esto indica que las personas que perciben su vida como significativa experimentan menos problemas psicológicos.
Del mismo modo, se destaca el papel del sentido de vida como un mediador entre la soledad y la depresión. La segunda investigación muestra que un mayor sentido de vida no solo está relacionado con una mejor salud mental, sino que también puede ayudar a mitigar el impacto negativo que la soledad tiene sobre la depresión, actuando como un factor protector.
En el tercer caso, se enfatiza que fomentar un sentido de propósito y significado en la vida puede ser fundamental en el contexto de la prevención y mitigación de la depresión en adultos mayores. Esto sugiere que intervenciones centradas en el fortalecimiento del sentido de vida podrían ser efectivas para mejorar el bienestar mental en este grupo de edad.
Así es posible aseverar que el sentido de vida en la salud mental de los adultos mayores reduce los problemas de salud mental y mitiga la soledad y la depresión.
De este modo promover actividades y programas que ayuden a los adultos mayores a encontrar y cultivar un sentido de propósito podría ser una estrategia clave en el cuidado geriátrico, con el potencial de mejorar significativamente su calidad de vida y bienestar emocional.