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Trastorno Obsesivo Compulsivo

Trastorno Obsesivo Compulsivo

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Por: Tomás Miño Landon | Editor(a): Paula Errázuriz Arellano

El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es un trastorno de salud mental que afecta a personas de todas las edades, géneros y culturas.

Trastorno Obsesivo Compulsivo

Se caracteriza por:

  1. Obsesiones: pensamientos, imágenes o impulsos no deseados e intrusivos que desencadenan sentimientos intensamente angustiosos.
  2. Compulsiones: comportamientos en los que se involucra una persona para intentar deshacerse de las obsesiones y/o disminuir su angustia. Pueden ser acciones motoras y/o mentales.

¿Es cierto que todos tenemos “algo de TOC”?

Todas las personas tienen pensamientos intrusivos y/o comportamientos compulsivos en algún momento de sus vidas, pero eso no significa que todos tengamos “algo de TOC”. Para poder realizar un diagnóstico de trastorno obsesivo compulsivo, este ciclo de obsesiones y compulsiones se vuelve tan extremo que consume mucho tiempo y obstaculiza el funcionamiento general de la persona.

¿De qué hablamos cuando hablamos de OBSESIÓN?

Las obsesiones son pensamientos, imágenes o impulsos que ocurren una y otra vez y se sienten fuera del control de la persona. Las personas con TOC no quieren tener estos pensamientos y los encuentran perturbadores. En la mayoría de los casos, las personas con TOC se dan cuenta de que estos pensamientos no tienen ningún sentido. Las obsesiones suelen ir acompañadas de sentimientos intensos e incómodos, como miedo, disgusto, duda o la sensación de que las cosas deben hacerse de la manera “correcta”. En el contexto del TOC, las obsesiones consumen mucho tiempo y se interponen en actividades importantes que la persona valora. 

Desafortunadamente, “obsesionarse” o “estar obsesionado” son términos de uso común en el lenguaje cotidiano. Estos usos más casuales de la palabra significan que alguien está preocupado por un tema, una idea o incluso una persona. “Obsesionado” en este sentido cotidiano no implica problemas en la vida cotidiana e incluso tiene un componente placentero. Puedes estar “obsesionado” con una nueva canción que escuchas en la radio, pero aun así puedes encontrarte con tu amigo para cenar, prepararte para ir a la cama a tiempo, o llegar al trabajo a tiempo por la mañana. 

Incluso si el contenido de la “obsesión” es más serio, como haber tenido temores de vez en cuando sobre enfermarse, preocuparse por la seguridad de un ser querido, o preguntarse si un error que cometieron podría ser catastrófico, eso no significa que estas obsesiones sean necesariamente síntomas del TOC. Si bien estos pensamientos se parecen a los que se vería en el TOC, alguien sin TOC puede tener estos pensamientos, preocuparse momentáneamente y luego seguir adelante. De hecho, la investigación ha demostrado que la mayoría de las personas tienen “pensamientos intrusivos” no deseados de vez en cuando, pero en el contexto del TOC, estos pensamientos intrusivos aparecen con frecuencia y desencadenan una ansiedad extrema que interfiere en el funcionamiento diario.

Algunos ejemplos comunes de obsesión incluyen el temor extremo a contaminarse, temor extremo a ser violent@ en encuentros sexuales, temor a tener comportamientos impulsivos (como patear a un perro, por ejemplo), estar constantemente controlando si uno está haciendo lo moralmente correcto (escrupulosidad), o el perfeccionismo, entre otros.

¿De qué hablamos cuando hablamos de COMPULSIÓN?

Las compulsiones son comportamientos o pensamientos repetitivos que utiliza una persona con la intención de neutralizar, contrarrestar o hacer desaparecer sus obsesiones. Las personas con TOC se dan cuenta de que esto es solo una solución temporal, pero sin una mejor manera de sobrellevarlo, confían en la compulsión como un escape temporal. Las compulsiones también pueden incluir evitar situaciones que desencadenan obsesiones. Las compulsiones consumen mucho tiempo y se interponen en el camino de actividades importantes que la persona valora.

Al igual que las obsesiones, no todos los comportamientos repetitivos o “rituales” son compulsiones. Tienes que mirar la función y el contexto del comportamiento. Por ejemplo, las rutinas a la hora de acostarse, las prácticas religiosas y el aprendizaje de una nueva habilidad implican cierto nivel de repetición de una actividad una y otra vez, pero suelen ser una parte positiva y funcional de la vida diaria. Los comportamientos dependen del contexto. Arreglar y ordenar libros durante ocho horas al día no es una compulsión si la persona trabaja en una biblioteca, pero podría ser una compulsión si una persona ordena por horas para evitar un pensamiento obsesivo. Del mismo modo, es posible que una persona tenga comportamientos “compulsivos” que no se incluirían en el TOC, si solo le gustan los detalles o le gusta tener las cosas ordenadas. En este caso, “compulsivo” se refiere a un rasgo de personalidad o algo acerca de ti mismo que realmente prefieres o te gusta. En la mayoría de los casos, las personas con TOC se sienten impulsadas a participar en conductas compulsivas y preferiría no tener que hacer estos actos que consumen mucho tiempo y muchas veces tortuosos. En el TOC, la conducta compulsiva se realiza con la intención de intentar escapar o reducir la ansiedad o la presencia de obsesiones.

Ejemplos comunes de compulsión incluyen el lavar y limpiar constantemente, hacer ejercicios mentales, comprobar constantemente cosas (por ejemplo si la puerta quedó cerrada al salir), entre otras. Un ejemplo podría ser: para evitar el pensamiento obsesivo de ser una persona mala, la persona se persina 20 veces cada vez que tiene un pensamiento indeseado, lo que le causa malestar e interfiere en su funcionamiento cotidiano.

Datos generales de impacto en el mundo y en Chile

El trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) afecta al 2-3% de la población mundial y puede afectar a niños desde los 4-5 años de edad hasta la edad adulta. El inicio temprano del TOC ocurre con mayor frecuencia en los hombres, y una cuarta parte se diagnostica antes de los 10 años de edad. La mayoría de las mujeres son diagnosticadas después de los 10 años de edad. La edad promedio de aparición del TOC es de 19,5 años. El 90% de las personas con TOC tienen otro trastorno concurrente, como ansiedad o un  trastorno del estado de ánimo. Después de los 30 años, los nuevos inicios de TOC son raros. Lamentablemente, las personas demoran aproximadamente 17 años en buscar ayuda, principalmente por el estigma y la vergüenza. Esto tiene directa relación con que el TOC sea considerada una de las diez enfermedades más discapacitantes del mundo según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

En Chile no existen estudios recientes sobre prevalencia, pero considerando estudios anteriores se estima que son aproximadamente 700.000 las personas que sufren de este trastorno. Además, se cree que esa cifra post pandemia podría aumentar.

¿Cómo saber si necesitamos ayuda o una persona cercana necesita ayuda?

Si creemos tener obsesiones y/o compulsiones (con las características ya descritas), o creemos que alguien puede cumplir con los criterios de un TOC, se recomienda buscar ayuda profesional con psicolog@ y/o psiquiatra, quienes pueden hacer el diagnóstico. El diagnóstico es eminentemente clínico, pero se pueden aplicar test que están validados a nivel mundial y que ayudan en la detección de los síntomas y la severidad de los mismos. 

Indicadores que nos pueden orientar de que estamos en presencia de un TOC es la presencia de obsesiones y/o compulsiones, que nos hacen perder mucho tiempo en nuestras rutinas (más de una hora al día) y nos interfieren en nuestro funcionamiento general (social, familiar, personal o laboral).

¿Qué tipos de tratamientos existen?

Luego de un adecuado diagnóstico, los tratamientos más efectivos para el TOC son la terapia conductual cognitiva (TCC)  y/o  la medicación. Los tratamientos más efectivos son un tipo de TCC llamado Exposición y Prevención de Respuesta (EPR), que tiene la evidencia científica más sólida que respalda su uso, y/o los medicamentos llamados inhibidores de la recaptación de serotonina, o SRI.

La prevención de la exposición y la respuesta generalmente la realiza un profesional de salud mental con adecuado entrenamiento y formación.

Los medicamentos sólo pueden ser recetados por profesionales médicos, quienes idealmente deben trabajar junto con un terapeuta para desarrollar un plan de tratamiento. 

En conjunto, la EPR y la medicación se consideran tratamientos de “primera línea” para el TOC. Aproximadamente el 80% de las personas se beneficiarán de EPR y/o medicamentos para su TOC.

Fuentes: 


Tomás Miño, Director de “Hablemos de TOC“, es Psicólogo Clínico Infanto-Juvenil de la Pontificia Universidad Católica de Chile, Magister en Psicología Clínica Infanto-Juvenil de la Universidad de Chile, Postítulo en Manejo Clínico de Estrés, Ansiedad y TOC de la Universidad de Palermo y especialista en Terapia Cognitiva Conductual para el TOC en niños, niñas y adolescentes, del Harvard Medical School – Massachusetts General Hospital.

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