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Trastorno de Estrés Postraumático

Trastorno de Estrés Postraumático

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Por: Dr. Rodrigo Figueroa | Editores: Francisca Vadell y Paula Errázuriz Arellano

El Trastorno de Estrés Post Traumático (TEPT) es un trastorno de salud mental que puede aparecer luego de la experimentación de un trauma. Acá te contamos algunas claves para entenderlo.

Trastorno de Estrés Postraumático

Revisa en este artículo:

  1. ¿Qué es el Trastorno de Estrés Post Traumático (TEPT)?
  2. ¿Qué se considera como un trauma?
  3. Trauma y Resiliencia
  4. ¿Por qué algunos individuos desarrollan un Trastorno de Estrés Postraumático y otros no?
  5. Trayectorias luego de un trauma
  6. Trayectorias de evolución posteriores a un trauma
  7. ¿Cuándo pedir ayuda profesional?
  8. Trauma Complejo
  9. Datos Generales de Impacto en el Mundo y en Chile sobre el trauma y el TEPT
  10. Mitos sobre el TEPT
  11. Tratamientos
  12. ¿Qué hacer para lidiar con el TEPT?
  13. ¿Cómo apoyar a un amigo/familiar con TEPT?
  14. ¿Cómo hablar con l@s niñ@s sobre el TEPT de un ser querido?

¿Qué es el Trastorno de Estrés Post Traumático (TEPT)?

Para realizar el diagnóstico de TEPT, deben estar presentes:

  1. Síntomas de intrusión (que interrumpen de forma no deseada e inesperada): Se reexperimenta la situación traumática en el presente en forma de recuerdos, flashbacks o pesadillas, acompañados de fuertes y abrumadoras emociones y sensaciones físicas intensas y a veces disociativas.
  2. Síntomas de evitación: Evitación de pensamientos, recuerdos, actividades, situaciones o personas que evoquen el trauma.
  3. Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo: tales como pérdida de memoria respecto a aspectos de la situación traumática, creencias negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás y/o el mundo. Sentimiento de desapego o extrañamiento sobre los demás. Estado emocional persistentemente negativo (sentimientos de miedo, terror, enfado, culpa, vergüenza, entre otros). Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas. Disminución del interés y/o participación en actividades significativas.
  4. Síntomas de alerta y reactividad: Percepción persistente de peligro, que se manifiesta en una hipervigilancia y/o sobresaltos a estímulos repentinos.

Los síntomas anteriormente descritos producen un deterioro significativo del funcionamiento, como problemas en el ámbito laboral y/o académico  y también en las relaciones interpersonales.

Criterio temporal: la duración de los síntomas descritos es superior a un mes.

– La mayoría de las personas experimentará algunos de los síntomas descritos durante el primer mes luego del trauma, pero estos suelen presentarse sólo en forma moderada y tienden a remitir luego del primer mes. Por lo que es importante no patologizar de manera inmediata las reacciones iniciales posteriores a un trauma.

Inicio retardado: Es importante tener en consideración que en algunos casos es posible que los síntomas de TEPT no se presenten inmediatamente después del suceso traumático. Luego de un trauma, pueden pasar semanas, meses e incluso años antes de que se manifiesten los síntomas necesarios para cumplir con el diagnóstico.

Trastorno de Estrés Agudo

También es un trastorno de salud mental que puede aparecer luego de la experimentación de un trauma. Aunque comparte los mismos síntomas del TEPT, presenta ciertas diferencias:

Duración temporal: va de los 3 días al mes posterior a la exposición de un evento traumático. Recordar que, si los síntomas persisten por más de un mes, el diagnóstico correspondiente es el de TEPT y que a diferencia del Trastorno de Estrés Agudo en que se contabilizan los síntomas a partir de los 3 días posteriores al evento traumático, los síntomas de TEPT pueden no presentarse de manera inmediata, por lo que para el diagnóstico no es importante cuándo aparecen, sino cuánto tiempo estén presentes.

Síntomas: los síntomas antes mencionados están presente de manera intensa y se acompaña de síntomas disociativos; tales como amnesia (pérdida de memoria), despersonalización (sensación de pérdida de familiaridad con uno mismo, o de estar desconectado o separado de uno mismo) y/o desrealización (pérdida de la sensación de familiaridad con el entorno conocido,  estar desconectado o separado del entorno).

Es importante considerar para niñ@s y adolescentes algunas manifestaciones particulares del TEPT que no suelen observarse en adultos,  como conductas regresivas (pérdida de control de esfínteres y del lenguaje adquirido), rechazo a separarse del cuidador y juegos estereotipados relacionados con el trauma.

¿Qué se considera como un trauma?

El trauma puede entenderse como cualquier exposición a la muerte o amenaza de muerte inminente, lesiones físicas graves o agresión sexual, experimentada en primera persona, como testigo ocular, como alguien que se entera súbitamente de la ocurrencia de un trauma en un familiar o amigo cercano o como trabajador expuesto repetitivamente a escenas traumáticas en virtud del trabajo (ej. policías, bomberos).

Sin embargo, es importante enfatizar la tendencia espontánea a la recuperación emocional y no patologizar de manera inmediata las reacciones iniciales de una persona luego de un evento traumático.

Trauma y Resiliencia 

En la literatura sobre trauma, la resiliencia se conceptualiza como una recuperación luego de una disfunción inicial posterior a una experiencia traumática. Muchos investigadores en trauma coinciden que la resiliencia es la regla, no la excepción, y que la mayoría de las personas que viven una situación traumática sufren un cambio en su funcionamiento habitual con el desarrollo de algunos síntomas propios del trauma; tales como rememoración o reexperimentación del trauma, conductas de evitación a estímulos que recuerdan al trauma de alguna manera y síntomas de hipervigilancia. Sin embargo, en la mayoría de las personas estos síntomas disminuyen de forma natural y sin la necesidad de ayuda profesional durante el primer mes.

¿Por qué algunos individuos desarrollan un Trastorno de Estrés Postraumático y otros no?

El desarrollo del diagnóstico de Trastorno por Estrés Postraumático no depende sólo de la experiencia traumática en sí, sino también de factores individuales como la genética, la personalidad o la preexistencia de trastornos psicológicos previos y factores sociales, tales como la cultura y apoyo social percibido luego del evento.

Factores de riesgo para el desarrollo de un trastorno psiquiátrico luego de un trauma

  • Ser del sexo femenino
  • Contar con antecedentes psiquiátricos
  • Alta percepción de riesgo vital durante el trauma
  • Baja percepción del apoyo social posterior al trauma
  • Presencia de secuelas físicas
  • Alta percepción de estrés psicosocial; tales como tener un bajo nivel socioeconómico, educacional, de salud y de seguridad social
  • La situación o evento traumático es ocasionado por la acción intencional de terceros (violaciones, asaltos, guerra, terrorismo, etc.)

Trayectorias luego de un trauma

Durante los primeros días o semanas luego de un suceso traumático, la mayoría de las personas experimentan:

Reacciones emocionales intensas, perturbadoras e inesperadas:  aflixión, ansiedad, nerviosismo, irritabilidad, abrumación, entre otras.

Cambios en los patrones de pensamiento y comportamiento: pueden experimentar recuerdos intrusivos sobre el evento que  deriven en reacciones físicas tales como sudor o aceleración del ritmo cardíaco. También pueden experimentar dificultades para concentrarse o tomar decisiones. Asimismo, es común que se presenten cambios en los patrones de sueño y apetito;algunas personas aumentan sus horas de sueño e ingesta de comida, mientras que otras pierden el sueño y el apetito.

Sensibilidad a cambios en el ambiente: algunos estímulos tales como sonidos fuertes (ej. sirenas, bocinas de los autos) u otros, pueden traer los recuerdos del evento traumático y generar cierta ansiedad. Asimismo, se puede sentir miedo de que el evento se recordará, y por eso algunas personas experimentan comportamientos evitativos frente a claves que los hagan recordar el trauma.

Conflicto en las relaciones interpersonales: pueden producirse mayores y más frecuentes desacuerdos con personas de la familia, amigos o compañeros de trabajo. A la vez, experimentar deseos de estar aislado y desconectado de las actividades sociales cotidianas.

Síntomas físicos relacionados al estrés: experimentar dolores de cabeza, en el pecho o náuseas. Para algunos de estos síntomas quizás sea   necesaria la atención médica. Condiciones médicas preexistentes podrían verse afectadas por el evento traumático.

Ahora bien, es importante entender que estas reacciones son “reacciones normales frente a una situación anormal”, por lo que su presencia no es necesariamente un indicador de la configuración de algún trastorno.

Algunas reacciones comunes frente a experiencias traumáticas recientes:

Reacciones emocionales

  • Estado de shock
  • Terror
  • Irritabilidad
  • Sentimiento de culpa (hacia sí mismo y hacia otros)
  • Rabia
  • Dolor o tristeza
  • Embotamiento emocional
  • Sentimientos de impotencia
  • Pérdida del disfrute derivado de actividades familiares
  • Dificultad para sentir alegría
  • Dificultad para experimentar sentimientos de amor y cariño por otros

Reacciones cognitivas

  • Dificultades para concentrarse
  • Dificultades para tomar decisiones
  • Dificultades de memoria
  • Incredulidad
  • Confusión
  • Pesadillas
  • Autoestima decaída
  • Noción de autoeficacia disminuida
  • Pensamientos culposos
  • Pensamientos o recuerdos intrusivos sobre el trauma
  • Preocupación
  • Disociación (ej. visión túnel, estado crepuscular de conciencia, sensación de irrealidad, dificultades para recordar, sensación de separación del cuerpo, etc.)

Reacciones físicas

  • Fatiga, cansancio
  • Insomnio
  • Taquicardia o palpitaciones
  • Sobresaltos
  • Exaltación
  • Incremento de dolores físicos
  • Reducción de la respuesta inmune
  • Dolores de cabeza
  • Perturbaciones gastrointestinales
  • Reducción del apetito
  • Reducción del deseo sexual
  • Vulnerabilidad a la enfermedad

Reacciones interpersonales

  • Incremento en conflictos interpersonales
  • Retraimiento social
  • Reducción en las relaciones íntimas
  • Alienación
  • Dificultades en el desempeño laboral o escolar
  • Reducción de la satisfacción
  • Desconfianza
  • Externalización de la culpa
  • Externalización de la vulnerabilidad
  • Sensación de abandono o rechazo
  • Sobreprotección

Trayectorias de evolución posteriores a un trauma

  1. Resiliente: entre un 35% a un 65% de las personas que experimentan una situación traumática continúan esta trayectoria. Son personas que son capaces de continuar sus rutinas familiares, laborales y sociales con un mínimo nivel de perturbación.
  2. Recuperación: entre un 15% a un 25% de las personas que experimentan una situación traumática continúan esta trayectoria. Son personas que luego de un período de fuerte perturbación inicial se recuperan al cabo de algunos meses.
  3. Retardada: entre un 0% y un 15% de las personas que experimentan una situación traumática continúan esta trayectoria. Son personas que luego de varios meses de mantener un funcionamiento relativamente normal, sufren un declive significativo y comienzan a presentar síntomas.
  4. Crónica: entre un 5% a un 30% de las personas que experimentan una situación traumática continúan esta trayectoria. Son personas que presentan un rápido deterioro del funcionamiento y no se vuelven a recuperar.

En algunos casos, puede ocurrir que se presente un “crecimiento postraumático” concomitante a alguna de estas trayectorias. Se describe así el hecho de que algunas personas presentan un cambio positivo en relación a sí mismos, los demás y/o la filosofía de vida luego de un trauma.

¿Cuándo pedir ayuda profesional?

Aunque es importante no patologizar de manera inmediata las reacciones iniciales frente a una situación traumática, puesto que la tendencia para la mayoría de las personas es la disminución natural en la cantidad e intensidad de los síntomas, es importante estar atento a cuándo puede ser necesaria la ayuda profesional luego de un trauma: 

– Si posterior a un evento traumático la persona presenta: ideación suicida, agresividad marcada hacia terceros, pérdida de reacción al entorno (inmovilidad casi completa cuando se le habla o hiperactividad sin sentido), ideas desajustadas de la realidad, alucinaciones o descompensación severa de algún otro trastorno psiquiátrico previo grave. En estos casos, se recomienda encarecidamente asistir a un centro de urgencia psiquiátrica.

– Si los síntomas no disminuyen luego de un mes y afectan de manera significativa algún(as) área(s) del funcionamiento, tales como: disminución de interés o placer por actividades que antes disfrutaba, se presenta negligencia o indiferencia frente a responsabilidades académicas, laborales, de cuidador de otros, etc., hay problemas persistentes en las relaciones interpersonales y/o se produce un aislamiento social.

– Se realizan conductas impulsivas y/o de riesgo hacia la propia vida a modo de lidiar con los síntomas del trauma, tales como el consumo problemático de alguna sustancia nociva como alcohol o drogas, actividad sexual peligrosa y/o conductas autolesivas (cortes, quemaduras).

Trauma Complejo

Es un tipo de trauma repetitivo y originado por la acción interpersonal de un tercero, que habitualmente ejerce un rol de figura de confianza o cuidado, como padres, parejas, profesores, sacerdotes.

Es más común en la infancia, por la mayor dependencia de esta etapa de la vida. Allí el niño es expuesto de manera repetida por sus cuidadores a experiencias tales como abuso, abandono o violencia de algún tipo, tanto porque los cuidadores realizan este daño al niño o porque no lo protegen de estas experiencias.

Otras situaciones que pueden derivar en un trauma complejo son el ser víctima de violencia doméstica, haber sido mantenido en cautiverio o tomado rehén, haber sido torturado, ser sobrevivientes de guerra, entre otros.

Este tipo de trauma:

  • Deriva en dificultades profundas y graves en la regulación emocional.
  • La persona presenta creencias persistentes acerca de sí mismo como que es insuficiente, fracasado o incapaz.
  • La persona siente vergüenza, culpa e impotencia en relación al trauma.
  • Existen dificultades persistentes para mantener relaciones interpersonales, intimar y confiar en otros.

Datos Generales de Impacto en el Mundo y en Chile sobre el trauma y el TEPT

  • La frecuencia de las experiencias traumáticas en la población general es alta. En Chile, alrededor del 40% de la población ha experimentado un trauma alguna vez en su vida. En el mundo, poco más de un 70%. Esto ubica a nuestro país en una situación intermedia en comparación a otros países. Por ejemplo, se ha documentado que en México alrededor de un 80% de la población ha experimentado trauma alguna vez, mientras que en Alemania esta cifra desciende al 20%.
  • En Chile, la mayoría de los casos de TEPT son producto de accidentes de tránsito o muerte violenta de un ser querido. Del total de personas que vive un trauma, alrededor del 14% de ellos desarrollará un TEPT. Aproximadamente, el 40% de las personas que desarrolla un Trastorno de Estrés Agudo durante el primer mes luego de haber experimentado el evento traumático evoluciona hacia un TEPT. Un tercio de las personas que desarrollan un TEPT continúa con los síntomas una década después de haber vivido la situación traumática.
  • Un 80% de los pacientes con TEPT tienen dos o más diagnósticos asociados.

Mitos sobre el TEPT

  1. “Si no se experimentan síntomas inmediatamente después de un evento traumático, no se desarrolla un TEPT”

Como vimos anteriormente, los síntomas del TEPT pueden a veces aparecer meses o incluso años después de la exposición a un evento traumático. Para ser diagnosticado con TEPT, se necesita que los síntomas mencionados más arriba se encuentren presentes por más de un mes e interfieran con el funcionamiento de la persona en diferentes ámbitos.

  1. “Todas las personas que desarrollan un TEPT padecerán los mismos síntomas”

Cada persona es diferente, por lo que, aunque se hayan vivenciado experiencias traumáticas similares, estas afectarán de diferentes maneras a cada individuo en particular. Como ya vimos, esto dependerá de múltiples factores; tales como genética, rasgos de personalidad, preexistencia de trastornos psicológicos, historia de vida, cualidad del trauma, exposición a la experiencia traumática, intencionalidad de terceros, entre otros.

  1. “El TEPT desaparece solo con el transcurso del tiempo, no es necesario recibir tratamiento”

El tiempo de recuperación posterior a un trauma varía de persona en persona. Para la mayoría, sí puede ocurrir que los síntomas de TEPT remitan con el paso de los meses, pero en una minoría significativa de personas los síntomas se mantendrán por meses o incluso años de no mediar tratamiento. Se ha evidenciado que cuando la duración de la sintomatología es mayor a un año, esta no remitirá sin un tratamiento adecuado. 

  1. “No hay tratamientos efectivos para el TEPT”

Sí existen tratamientos muy efectivos para tratar el TEPT. Para acceder a un tratamiento adecuado, lo primero es tener un buen diagnóstico. Te invitamos a revisar la siguiente sección, en la cual se abordan múltiples tratamientos que han demostrado ser efectivos para abordar el trauma.

Tratamientos

Como se indicó anteriormente, son múltiples las trayectorias que una persona que vivenció una situación traumática puede seguir, por lo que el manejo del trauma será inespecífico las primeras dos semanas posteriores al evento y recién se incorporarán técnicas específicas a partir de la tercera semana.

Para las dos primera semanas post-trauma, el tratamiento a elección son los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP):

  • Se caracteriza por ser “una respuesta humana de apoyo a otro ser humano que esté sufriendo y pueda necesitar ayuda”. No necesita ser aplicada por un profesional de la salud mental.
  • Promueve factores informados en la evidencia que favorecen la resiliencia: seguridad, calma, autoeficacia, conexión y esperanza.

Se resume en 5 acciones principales:

  1. Ofrecer un tiempo razonable de escucha activa: es importante denotar un lenguaje corporal atento, seguimiento de lo que la persona dice y conductas reflejo (copiar o repetir posturas, gestos o palabras).
  2. Ofrecer ayuda concreta para lograr la calma: promover técnicas de respiración (que incluso pueden ser apoyadas por aplicaciones móviles) u otras técnicas de relajación.
  3. Ofrecer apoyo en sistematización y priorización de necesidades inmediatas: tales como contacto con familiares, un lugar seguro y protegido, proveer información, protección financiera, asistencia legal, abrigo, entre otras que la situación amerite.
  4. Ofrecer apoyo para satisfacer las necesidades prioritarias: activación de redes de apoyo y seguridad social disponible.
  5. Psicoeducación: sobre las reacciones normales frente al trauma, cómo ayudarse y ayudar a otros, cuáles son los signos de alarma y dónde buscar ayuda.

En las personas en las que exista ideación suicida, agresividad marcada hacia terceros, catatonía (inmovilidad casi completa o hiperactividad sin sentido), psicosis o descompensación severa por algún otro trastorno psiquiátrico previo grave, se debe derivar inmediatamente a urgencia psiquiátrica, dado que estas condiciones requieren manejo especializado.

Si quieres tener más información sobre los PAP, te invitamos a revisar la siguiente Guía de Primeros Auxilios Psicológicos elaborada por la Escuela de Medicina UC.

A partir de la tercera semana post-trauma, el manejo es especializado y depende del nivel de funcionamiento que produzcan los síntomas post-traumáticos y su evolución:

Para síntomas no disruptivos y de disminución paulatina, se efectúa psicoeducación sobre los síntomas y se realiza seguimiento para monitorear el avance o declive de éstos.

Si existen síntomas disruptivos, o síntomas no-disruptivos pero que no disminuyen con el tiempo, podría estar configurándose un Trastorno de Estrés Agudo o un Trastorno de Estrés Postraumático, para lo cual se recomienda una de las Psicoterapias Centradas en el Trauma basadas en la evidencia, como la Terapia de Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares (EMDR) y la Terapia Cognitivo Conductual Centrada en el Trauma. Estas terapias:

  • En general, requieren de 8 a 15 sesiones semanales de 60 minutos, por lo que los tratamientos suelen tardar de dos a tres meses para tratar un trauma simple.
  • Se le pide al paciente que recuerde detalladamente el trauma, o que active el recuerdo del trauma, para así desensibilizar y reprocesar las reacciones emocionales en un ambiente seguro y controlado.
  • También se pueden incluir ejercicios de exposición en vivo de manera gradual: enfrentamiento real a situaciones, personas o lugares que puedan estar siendo evitados por miedo a revivir el trauma o porque recuerdan la situación traumática.
  • Identificación, cuestionamiento y modificación de los pensamientos, significados e interpretaciones distorsionadas relacionadas al evento traumático.
  • Psicoeducación sobre las reacciones normales frente al trauma, cómo ayudarse para lidiar con dichas reacciones y en qué consiste el tratamiento.
  • Entrega de herramientas de auto-relajación.

Conoce más sobre la EMDR

Conoce más sobre la Terapia Cognitivo Conductual centrada en Trauma

La psicoterapia convencional, aunque de menor efectividad, también ha demostrado resultados positivos y es la que se encuentra más disponible en los consultorios psicológicos tanto públicos como privados en Chile.

Además de la psicoterapia, que es la primera línea de tratamiento para trauma, se podría necesitar de psicofármacos dependiendo del caso y evaluando con un psiquiatra.

Para l@s niñ@s y adolescentes se recomiendan alternativas de tratamiento similares a los adultos, aunque se debe poner especial énfasis en incluir a los padres o cuidadores en el tratamiento y ajustar el trabajo al nivel del desarrollo del NNA y su familia.

¿Qué hacer para lidiar con el TEPT?

– Apoyarte en tus seres queridos: tanto para pedirles apoyo, hablar de lo sucedido y/o cómo te sientes y pedir ayuda para las tareas del hogar u otras obligaciones cotidianas, para alivianar cierta carga.

– Enfrenta tus emociones: aunque es entendible y normal que quieras evitar ciertos sentimientos, pensamientos o situaciones relacionadas al evento traumático, si esta evitación se mantiene por mucho tiempo, tu estrés se puede prolongar y ser un obstáculo para sanar.

– Vuelve a tu rutina: de manera gradual, trata de conectar con ciertas actividades y personas de la vida cotidiana. Si el proceso te resulta muy abrumador, puedes hacerlo acompañado de un ser querido o profesional de salud mental.

– Prioriza el autocuidado y los buenos hábitos: trata de mantener ciertos patrones saludables de comida, actividad física y noches de buen sueño.

– Desarrolla estrategias más sanas para lidiar con lo que te está pasando: como encontrar un nuevo hobby relacionado al arte o la música, practicar meditación, ejercicios de relajación o pasar tiempo en la naturaleza.

– Sé paciente y amable contigo: recuerda que es normal tener estas reacciones frente a un evento traumático. Trata de tomar las cosas un día a la vez mientras te vas recuperando.

¿Cómo apoyar a un amigo/familiar con TEPT?

Se ha demostrado que el apoyo social percibido por una persona que ha sufrido de un trauma es un factor muy relevante para la remisión sintomática.

Si tu ser querido ha vivido una experiencia traumática reciente, puedes revisar la información entregada más arriba sobre los PAP para apoyarle. Puede ayudar el escuchar activamente sin buscar proponer una “solución” a lo ocurrido.

– Es importante no presionar a la persona a que hable de lo ocurrido si no lo desea. Se deben respetar los tiempos que dicha persona está manejando.

– Elige un momento y lugar adecuado para hablar. Asegúrate de que no habrá interrupciones u otras personas no deseadas que puedan estar escuchando.

Evita cuestionar, hacer suposiciones, interpretar, decir consejos o decir “sé cómo te sientes”.

– También cuídate a ti mismo. Que un ser querido nos cuente una experiencia traumática también puede ser muy difícil de escuchar.

– Trata de tener tolerancia y paciencia. Las personas con TEPT pueden encontrarse irritables o cambiar su humor por cosas o situaciones que te pueden parecer nimiedades. No se debe tomar esto como algo personal y hay que tratar de mantener y fomentar la calma.

– Si estás conviviendo con una persona que ha sufrido un trauma, puede ser importante ayudarlo a que el lugar de residencia esté tranquilo y pueda retomar sus rutinas. También puedes ayudarle a planificar actividades, siempre respetando el ritmo de la persona.

Conoce más en está guía para familiares y amigos

¿Cómo hablar con l@s niñ@s sobre el TEPT de un ser querido?

– Dar información apropiada para la edad, evitar dar detalles muy gráficos. Los niños más grandes en general muestran interés por saber cómo poder ayudar, así que también se les puede compartir la información del apartado anterior.

– No mentirles. Luego de un trauma, las personas necesitamos saber que podemos confiar en nuestros seres queridos. Si sentimos que nos están escondiendo información, vamos a desconfiar y eso va a afectar nuestra evolución más que la información misma del hecho traumático. Comunicar la información al niño con palabras adecuadas a su nivel de desarrollo, pero no mentirle.

– Asegurarles que no es su culpa, y que no es su trabajo “arreglarlo.”

– Animarlos a compartir sus sentimientos al respecto: es importante darles un espacio para compartir sus pensamientos, emociones y dudas. El juego puede ser una muy buena manera de darles un espacio para expresarse.

– Expresar esperanza para el futuro: informarles que hay tratamientos para el TEPT, que tú como adulto crees que las cosas van a estar mejor y que como familia se trabajará en conjunto para apoyar a la persona que tenga TEPT.


El Dr. Rodrigo Figueroa es Médico Psiquiatra de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Su carrera ha estado enfocada en el área del estrés traumático, principalmente en relación con intervenciones en crisis individual y colectiva. Desde 2010 ha trabajado junto a varios psiquiatras y psicólogos en la creación y desarrollo de la Unidad de Trauma y Disociación de la Escuela de Medicina UC. Desde 2012 es investigador asociado del Centro de Investigación Integrada de Desastres Naturales (FONDAP), y desde 2016 es miembro del directorio de la Asociación Chilena de Estrés Traumático (ACET). En 2017 inició un trabajo junto al Centro de Innovación UC Anacleto Angelini para desarrollar una estrategia de diseminación de los Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) en organizaciones públicas y privadas.

Referencias

– American Psychological Association. (6 de Enero de 2023). How to cope with traumatic stress. https://www.apa.org/topics/trauma/stress

– Burton, M., Cooper, A., Feeny, N. & Zoellner, L. (2015). The enhancement of natural resilience in trauma. Journal of Contemporary Psychotherapy, 45(4): 193–204. DOI 10.1007/s10879-015-9302-7

– Desmintiendo 5 mitos del TEPT. (2021). Rogers Behavioral Health. Recuperado de https://rogersbh.org/es/about-us/newsroom/blog/dispelling-5-ptsd-myths

– Figueroa, R., Cortés, P., Accatino, L. & Sorensen, R. (2016). Trauma psicológico en la atención primaria: orientaciones de manejo. Revista médica de Chile, 144(5), 643-655. https://dx.doi.org/10.4067/S0034-98872016000500013

– Lucena, S. (2016). Personalidad ante el trauma en el siglo XXI: Fragilidad y antifragilidad ante el trauma. Revista Sanidad Militar, 72(3), 209-215.

– Morales, P. (2018). Desafíos en psicoterapia: trauma complejo, apego y disociación. Avances en psicología latinoamericana, 26(2), 135-144.

– Sawchuk, C. (2023). Estrés postraumático: ¿cómo puedes ayudar a un ser querido? Mayo Clinic. Recuperado de https://www.mayoclinic.org/es/

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