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¿Qué son las relaciones tóxicas?

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¿Qué son las relaciones tóxicas?

Por Ps. Trinidad Gómez

El mes pasado, escribimos sobre la importancia de las relaciones sociales positivas. Descubrimos que contar con relaciones sociales positivas y de calidad es lo que mejor predice una vida larga y saludable. 

Pero las relaciones, ya sea con amigos, parejas, familiares, colegas, compañeros o conocidos, son complejas. Las diferencias y conflictos son parte de todas las relaciones, al igual que los momentos de complicidad y alegría. No existe una relación perfecta.

Lo más probable es que en algún momento de tu vida te hayas cuestionado si alguna de tus relaciones es “sana”, “normal” o “positiva”; después de discutir con un amigo, o tras recibir alguna crítica o juicio por parte de un ser querido que te haya hecho sentir mal. La realidad es que en una relación es normal experimentar momentos de desencuentro, distancia o malentendido. Pero también existen dinámicas relacionales que pueden ser dañinas, abusivas o violentas, y que requieren atención.

En este artículo dirigimos nuestra atención a las relaciones negativas, o “relaciones tóxicas” en términos coloquiales. Ese último concepto nos llama la atención. Cada vez más lo estamos escuchando en conversaciones cotidianas. Pero, ¿qué es una relación tóxica? ¿Qué hace que una relación sea tóxica? ¿Qué puedo hacer si me encuentro en una relación así? Todas estas preguntas revelan la ambigüedad del concepto. 

No existe claridad respecto de qué es una relación tóxica, porque una relación tóxica puede tomar muchas formas. Aclarar en qué consiste una relación tóxica puede ser relevante para poder reconocer, prevenir y abordar comportamientos dañinos de manera efectiva. Además, los comportamientos dañinos pueden escalar hacia formas de abuso o violencia más graves, lo que destaca la importancia de conocer las señales de alerta para obtener o proveer ayuda efectiva y oportuna.

Con esa finalidad, en este artículo entregamos información acerca de las relaciones tóxicas y relación violentas, y qué podemos hacer cuando nosotr@s o un ser querido nos encontramos en estas situaciones.

¿Qué es una relación sana?

Antes de comenzar, es importante entender qué es una relación sana. En simple, una relación sana se puede definir como aquella en la que ambas personas se sienten respetadas, valoradas y apoyadas. Hay una comunicación abierta y honesta, confianza mutua, y un equilibrio en el dar y recibir.

Las diferencias y los conflictos existen, pero se manejan con empatía y comprensión, y ambos miembros trabajan juntos para resolver sus diferencias de manera constructiva, promoviendo el bienestar y crecimiento personal de cada uno. 

Conoce más acerca de la importancia de las relaciones positivas leyendo el siguiente artículo:

¿Quieres cuidar tu salud mental? Cuida tus relaciones

¿Qué son las relaciones tóxicas?

En contraposición a las relaciones “sanas” están las relaciones tóxicas. 

“Relación tóxica” es un concepto inespecífico, amplio, y ambiguo que se usa coloquialmente para designar cualquier tipo de relación (no solo romántica) en la que una o ambas personas involucradas experimentan un daño emocional y/o mental.

Como ya hemos dicho, las relaciones tóxicas pueden tomar muchas formas. Puede existir una relación tóxica en la relación con una pareja, amigo, colega, jefe, o familiar. 

Algunos ejemplos de relaciones tóxicas que solemos escuchar incluyen aquella relación de la cual es difícil salir (“terminamos y volvemos”); una relación en la que existen dinámicas de abuso, manipulación, control, o celos; una relación con constantes conflictos, peleas, o dinámicas de “amor y odio”; una relación con violencia física o psicológica, entre otros. En términos generales, una relación tóxica es aquella que deja de ser positiva o sana. Las personas involucradas no sacan lo mejor del otro, sino en realidad hasta sacan lo peor de cada uno.

Recuerda que si bien no existe consenso respecto de qué exactamente constituye una relación tóxica ni cuales son sus características, sí sabemos que una relación tóxica es cualquier relación que tiene un impacto negativo en nuestro bienestar–ya sea a nivel emocional, psicológico, o incluso físico

Esto es muy importante: las relaciones negativas o tóxicas pueden tomar muchas formas diferentes. 

A continuación encontrarás una lista de algunas de las características más comunes que encontramos asociadas a las relaciones tóxicas. Ten en consideración que estas características pueden variar, y que no todas deben estar presentes al mismo tiempo. Además, no es una lista exhaustiva:

  • Falta de apoyo mutuo: Uno o ambos miembros no se apoyan emocionalmente.
  • Comunicación negativa: Críticas constantes, insultos, desprecios, o faltas de respeto. 
  • Control y manipulación: Un miembro intenta controlar al otro, ya sea limitando su libertad, tomando decisiones por ellos, o manipulándolos emocionalmente.
  • Celos y posesividad: Sentimientos de celos excesivos, desconfianza constante y actitudes posesivas. Aquí pueden caber conductas como revisar el celular, prohibir salidas, o controlar la vestimenta.
  • Desigualdad de poder: Una persona ejerce poder o control desproporcionado sobre la otra, ya sea emocional, financiera o físicamente.
  • Desgaste emocional: La relación es agotadora y estresante, generando más momentos negativos que positivos.
  • Falta de respeto: Insultos, humillaciones o menosprecio a la dignidad de la otra persona.
  • Culpa y vergüenza: Un miembro hace que el otro se sienta culpable o avergonzado por sus sentimientos, acciones o necesidades.
  • Ciclos de abuso: Momentos de abuso seguidos de arrepentimiento o promesas de cambio que nunca se cumplen.

No siempre es fácil identificar una relación tóxica

Cuando nos encontramos en una relación tóxica es posible que sea difícil reconocerlo. Es posible que nos cuestionemos si nuestra relación es “normal” o “sana”, o si en realidad nos encontramos en una relación dañina o tóxica.

Esto tiene que ver con el hecho que las relaciones tóxicas no siempre son evidentemente tóxicas. A veces, pueden existir comportamientos dañinos muy sutiles y difíciles de reconocer, pero que generan un daño emocional o que tienen un impacto negativo sobre nuestro bienestar, y por lo tanto, se convierte tóxico. En estos casos, es muy importante que escuches tu intuición. Si crees que algo no está bien, tómatelo en serio y considera conversar con alguien de confianza para obtener otra perspectiva.

¿Relación tóxica, o violencia y abuso?

A continuación, dirigimos nuestra atención particularmente a las relaciones de pareja para hacer una aclaración importante.

Si bien no todas las relaciones tóxicas implican violencia o abuso físico, emocional o psicológico, es importante reconocer que muchas relaciones tóxicas tienen el potencial de escalar hacia formas más graves de violencia. Cuando los patrones de control, manipulación, celos, y falta de respeto se intensifican, puede dar lugar a situaciones donde la seguridad física y emocional de uno o ambos miembros se ve gravemente comprometida. A continuación, definimos qué es la violencia de pareja para entender cómo difiere de una relación tóxica.

Violencia de pareja v/s Relación tóxica

A diferencia del concepto “relaciones tóxicas”, la violencia de pareja es un concepto claramente definido. La violencia de pareja, también conocida como violencia doméstica o abuso conyugal, se refiere al abuso físico, sexual, financiero, emocional o psicológico ocasionado a una persona por una pareja o cónyuge, actual o anterior, con el fin de intimidar, amenazar o violentar.

Si bien es cierto que las mujeres pueden ser violentas en sus relaciones con hombres (a menudo en defensa propia), los perpetradores más comunes de violencia de pareja son hombres. (Los hombres tienen mucha más probabilidad de experimentar actos violentos por parte de extraños o conocidos que por alguien cercano a ellos). 

Según la OMS, 30% de las mujeres en el mundo han experimentado violencia física y/o sexual en algún momento de su vida por parte de una pareja íntima. 

Ahora bien, debe quedar claro que cualquier persona, independientemente del género o la orientación sexual, puede ser víctima de violencia de pareja.

Es importante mencionar que la violencia de pareja no comienza necesariamente con la formalización de las relaciones o cuando las parejas se van a vivir juntos. De hecho, suele tener inicios más tempranos en el pololeo y exacerbarse al establecer vínculos más formales. Por eso, es crucial observar la violencia en parejas jóvenes.

La violencia de pareja contempla varios tipos de maltratos o abusos, no solo físico. A continuación, aclaramos a qué se refiere cada uno.

Abuso físico

El abuso físico es cualquier acto o intento de violencia en el que una persona usa la fuerza física contra su pareja para causar daño, dolor o control. Esto incluye golpear, empujar, patear, abofetear, estrangular, quemar o cualquier otra acción que resulte en daño físico a la víctima.

También puede incluir contacto con algo cercano al cuerpo de una persona, por ejemplo, golpear una pared ubicada cerca de la persona.

Abuso o violencia sexual

El abuso sexual es cualquier acto sexual no consensuado impuesto por una persona a su pareja. Esto puede incluir cualquier forma de contacto sexual no deseado, como tocamientos, violación, coerción sexual, forzar a la pareja a realizar actos sexuales contra su voluntad, o involucrar a la pareja en actividades sexuales degradantes o humillantes. El abuso sexual también puede implicar el uso de amenazas, manipulación o intimidación para forzar la participación en actos sexuales. También incluye comentarios o insinuaciones sexuales no deseadas.

Recuerda que el consentimiento es un acuerdo claro y libre entre personas para participar en una actividad, especialmente en contextos sexuales. Debe ser dado de manera voluntaria, sin presión, manipulación, miedo o coacción, y puede ser retirado en cualquier momento; si no es afirmativo y entusiasta, entonces no es consentimiento.

Violencia psicológica

La violencia o abuso psicológico es cualquier comportamiento que busca controlar, intimidar, manipular, dañar o degradar emocionalmente y mentalmente a la otra persona. Esto incluye insultos, humillaciones, amenazas, aislamiento, chantaje emocional, manipulación, desvalorización y control de las acciones o decisiones de la persona. 

Algunos ejemplos incluyen:

  • Conductas de control: Vigilar constantemente dónde está la pareja, con quién habla, cómo se viste, o qué hace, y exigir saber cada detalle de su vida.
  • Insultos y descalificaciones: Llamar a la pareja con nombres ofensivos, menospreciar sus capacidades, o burlarse de ella para hacerla sentir inferior o inútil.
  • Aislamiento: Impedir o controlar las relaciones de la pareja con amigos y familiares, limitando su contacto con el mundo exterior para que dependa completamente del agresor.
  • Manipulación emocional: Hacer sentir culpable a la pareja por cosas que no son su culpa o usar tácticas de gaslighting (hacerle dudar de su percepción de la realidad) para confundirla o controlarla.
  • Chantaje emocional: Usar la culpa, la compasión, o el amor para manipular a la pareja y que haga cosas en contra de su voluntad o mejor juicio.

Violencia económica

La violencia económica es un tipo de abuso en el que una persona controla, manipula o restringe el acceso de su pareja a recursos económicos, como dinero, empleo o propiedades, para mantener el poder y control sobre ella. Esto puede incluir impedirle trabajar o estudiar, controlar sus ingresos, darle una asignación limitada de dinero, prohibirle acceder a cuentas bancarias, o hacerla depender económicamente para restringir su libertad y autonomía.

Fuente: APA, traducido por PsiConecta.

Más allá de la violencia física

Es importante entender que la violencia de pareja no se limita a la violencia física. Muchas personas asocian la violencia en las relaciones de pareja únicamente con golpes y agresiones físicas. En realidad, la violencia física está vinculada con el abuso emocional, control y el miedo, y en ocasiones, violencia sexual y/o económica.

Consecuencias de la violencia de pareja

La violencia de pareja genera consecuencias negativas en la salud y el bienestar.

Las víctimas pueden sufrir lesiones directas como contusiones, fracturas, y otras formas de daño físico. También pueden experimentar problemas de salud crónicos como dolor persistente, trastornos gastrointestinales, y enfermedades cardiovasculares.

En cuanto a la salud mental, la violencia de pareja puede llevar a problemas como ansiedad, depresión, fobias, y otros trastornos emocionales. La violencia de pareja se relaciona con abuso de alcohol y drogas, trastornos alimentarios y del sueño, inactividad física, baja autoestima, trastorno de estrés postraumático, tabaquismo, autolesiones y comportamiento sexual inseguro.

Particularmente, las víctimas mujeres pueden enfrentar problemas de salud reproductiva, incluyendo embarazos no deseados, infecciones de transmisión sexual, y complicaciones durante el embarazo.

La violencia impacta la capacidad de las víctimas para llevar una vida normal, afectando su rendimiento laboral, sus relaciones sociales, y su capacidad para cuidar de sí mismas y de sus familias. Además, el impacto puede ser duradero, afectando la salud física y mental de la víctima a lo largo de su vida. 

Violencia de pareja y relaciones tóxicas

Como podemos ver, pueden haber algunos aspectos en común entre estos dos conceptos.

En la violencia de pareja, existe un intento de controlar, dominar e infligir daño a la pareja a través de cualquier forma de abuso físico, sexual, psicológico o económico. Las consecuencias son graves y pueden incluir lesiones físicas, trauma emocional y problemas de salud a largo plazo. La violencia de pareja es una violación de los derechos humanos y tiene repercusiones legales.

Mientras tanto, una relación tóxica abarca una gama mucho más amplia de comportamientos negativos que también pueden resultar dañinos. Estos comportamientos pueden ser sutiles, como comentarios que “tiran para abajo”. Así también, pueden escalar hacia formas más graves de maltrato o violencia.

Una distinción clave es que cuando la seguridad e integridad de la persona está en riesgo, hablamos de violencia de pareja.

Relación toxica Violencia de pareja
  • Es un concepto amplio y ambiguo, que no está claramente definido
  • Es un concepto específico y claramente definido.
  • Puede referir a cualquier tipo de relación, no solo romántica. 
  • Se refiere a la violencia ocasionada a una persona por una pareja o cónyuge, actual o anterior.
  • Considera una amplia gama de comportamientos en una relación que tienen un impacto negativo en el bienestar. 
  • Puede incluir conductas violentas.
  • Refiere al abuso físico, sexual, financiero, emocional o psicológico ocasionado a una persona por una pareja o cónyuge, actual o anterior, con el fin de violentar, amenazar o intimidar.
  • Puede generar daño emocional o psicológico.
  • Existe un riesgo por el bienestar, integridad, e incluso en casos extremos, vida de la persona.
  • Pueden existir dinámicas de control, al igual que un desequilibrio de poder (una persona está “por encima” de la otra).
  • Existe la intención de controlar y un desequilibrio de poder a través de la violencia. La seguridad e integridad están en riesgo.

¿Qué hacer si me encuentro en una relación tóxica?

Si crees que alguna de tus relaciones es tóxica, es esperable que tengas ganas de hacer algo al respecto. A continuación, te dejamos algunas preguntas para reflexionar y ayudarte a determinar qué puedes hacer.

¿Es posible mejorar una relación tóxica? 

Esta es una pregunta fundamental. La respuesta es: depende. Ninguna relación es perfecta, pero a veces, es posible conseguir cambios. Esto depende de que ambas partes (no solo tú) estén dispuestas a asumir responsabilidades y trabajar juntas para cambiar sus conductas dañinas. Si esa condición no está presente, es probable que la mejora no sea posible.

¿Es importante para mi mejorar la relación? 

El que haya una relación tóxica no significa que no existe cariño o amor. Si estás en una relación tóxica, es importante preguntarte si ésta es una relación lo suficientemente importante para ti como para querer invertir tu tiempo y esfuerzo en buscar cambios. Sin embargo, si te das cuenta que la relación no representa un aporte para tu vida o bienestar, o si observas que la otra parte no está comprometida con lograr cambios, es posible que tu mejor opción sea salir de ella (o poner límites para mantener distancia).

¿Qué quiero en una relación? ¿He sido clara al expresar mis deseos, necesidades, y límites? 

A veces, la falta de comunicación puede llevar a malentendidos o transgresiones. Por eso, es importante comunicar nuestros deseos, necesidades y límites. Esto, a la vez, requiere que tú misma conozcas lo que buscas y lo que necesitas de una relación. Piensa cómo te gustaría que fuera la relación, como deseas que te traten, y qué cosas no estás dispuesta a tolerar. Recuerda que las relaciones requieren compromiso. Considera si comunicar tus expectativas podría mejorar la relación, teniendo en cuenta que recibir lo que necesitas no está garantizado. En ese caso, tendrás que preguntarte si estás dispuesta a poner la relación por sobre tus propias necesidades.

¿Hay conductas que ponen en riesgo mi bienestar (autoestima, ánimo, etc.)? 

Tu bienestar, tanto físico como emocional, es una prioridad. Por eso, es importante tomarte el tiempo para reflexionar si la relación está comprometiendo tu salud o integridad. Si crees que tu relación te está impactando negativamente, puede ser el momento de considerar salir de ella o tomar distancia. Considera si la relación ha tenido un impacto en aspectos como: tu estado de ánimo, autoestima, bienestar, nivel de energía, etc. Recuerda que una relación sana saca lo mejor de cada uno.

¿Siempre es necesario cortar una relación tóxica?

Cortar una relación tóxica, es decir, terminarla, puede ser necesario para resguardar nuestro bienestar emocional y físico. Esta es una medida que muchas personas toman en algún momento de sus vidas. Sin embargo, cortar una relación puede ser un proceso muy complejo. A veces, puede ser suficiente con poner límites o tomar distancia. Para ello, puedes tomar medidas como: limitar la cantidad de tiempo que dedicas a la relación; limitar el contacto telefónico (no contestar a todos los llamados, por ejemplo); evitar conversar sobre temáticas conflictivas; limitar la cantidad de información personal que compartes, etc. 

Revisa: 

Mini guía para poner límites

Busca apoyo

No tienes que responder a estas preguntas sola/o. Busca el apoyo de un confidente, amigo o familiar de confianza. Puede ser muy útil escuchar otra perspectiva, o simplemente hablar. Ten paciencia contigo misma, y recuerda que mereces una relación con respeto y amor.

¿Qué hacer si me encuentro en una relación violenta?

Cuando una relación es violenta, las personas involucradas deben hacer que la relación funcione sin violencia o salir de ella. 

  1. Escucha tu intuición. Si crees que algo no anda bien, incluso si no estás segura, escuchate a ti misma. A veces, puede ser muy útil hablar acerca de lo que está pasando con alguien cercano y de confianza que te pueda ofrecer un espacio de escucha y apoyo. Si no encuentras alguien con quien hablar, escribelo en un cuaderno. Lo importante es escucharte a ti misma cuando sientes que algo no está bien. Recuerda que todas las personas merecemos relaciones que nos hagan sentir bien, y que cuando no hay respeto, no hay amor.
  2. Busca apoyo. Enfrentar una relación violenta puede ser muy difícil-incluso imposible- si lo intentas hacer sola. Busca apoyo en personas de confianza, familiares o amigos. Ellos pueden entregar recursos valiosos, tanto emocionales como prácticos, y brindarte un espacio seguro donde te sientas comprendida. Si es necesario, consulta con un profesional que te ayude a comprender la situación y a tomar decisiones con claridad.
  3. Prioriza tu seguridad. Si sientes que tu bienestar está en peligro, es esencial tomar algunas medidas para cuidarte. En una relación violenta, el riesgo de daño puede aumentar con el tiempo, por lo que las medidas de protección son cruciales. Esto puede incluir tener a mano números de emergencia o lugares seguros a los que acudir. Si es necesario, acude a una autoridad o busca ayuda profesional.
  4. Considera si es posible el cambio. Reflexiona sobre si la relación puede mejorar, pero ten en cuenta que la responsabilidad del cambio no depende solo de ti. Si crees que la otra persona está dispuesta a reconocer sus comportamientos dañinos y a buscar ayuda para cambiar podría haber espacio para mejorar la relación. Sin embargo, es importante ser realista y saber que, en muchos casos, las personas violentas no cambian sin un compromiso firme y a largo plazo. Si la situación no mejora, debes ser consciente de que mantenerte en la relación puede ser más dañino para tu bienestar.
  5. Toma decisiones basadas en tu bienestar. Reconocer que una relación es violenta es un gran primer paso, pero tomar decisiones sobre qué hacer a continuación es fundamental. Evalúa si puedes establecer límites saludables dentro de la relación o si es necesario alejarte por completo. A veces, alejarse no es fácil, pero es una medida necesaria para recuperar tu bienestar emocional y físico. No tengas miedo de pedir ayuda para poder dar ese paso. La decisión de salir de una relación puede ser muy difícil, pero tu bienestar y seguridad deben ser siempre tu prioridad.

Recursos que debes conocer

  • El 1455 es un fono de orientación confidencial y gratuito, atendido por especialistas en violencia, que entrega información, orientación y contención emocional a todas las mujeres que sufren o son testigos de maltrato físico y/o psicológico. Informa a las mujeres sobre sus derechos, los procesos de denuncia y los servicios disponibles para apoyar, desde distintas aristas, a las mujeres para que puedan salir del círculo de la violencia y comenzar una nueva vida. Si eres víctima o testigo de violencia contra la mujer, llama al 1455 para recibir orientación confidencial.
  • El WhatsApp Silencioso o WhatsApp Mujer busca ser una alternativa para aquellas mujeres que por peligro no puedan hacer una llamada telefónica. Si eres víctima o testigo de una situación de violencia, puedes escribir por Whatsapp al +569 9700 7000 para recibir ayuda. Esta plataforma es confidencial y está disponible las 24 horas y los 7 días de la semana.

¿Qué hacer si un ser querido se encuentra en una relación así?

Si un ser querido se encuentra en una relación tóxica o violenta, es probable que tengas muchas ganas de ayudarlo a salir de ahí. Podrías experimentar preocupación, pena, e incluso frustración y rabia. Es normal preocuparse cuando un querido se encuentra en una relación negativa; todos deseamos solo lo mejor para las personas que queremos.

A continuación, entregamos algunas recomendaciones si te encuentras en esta situación. Sin embargo, es importante que entiendas que no todo está en tus manos. Puedes ofrecer apoyo y contención, pero en última instancia no es tu responsabilidad.

  1. Ofrece un espacio seguro para hablar. Es fundamental que la persona en cuestión sepa que puede confiar en ti y que no la juzgarás. Pregunta con delicadeza cómo se siente y escucha con atención, sin interrumpir ni minimizar lo que está viviendo. Evita presionar para obtener detalles; lo más importante es que se sienta comprendida y apoyada. A veces, simplemente ofrecer un espacio donde pueda expresar lo que está pasando es un gran alivio.

Una manera efectiva de conversar con una persona que podría encontrarse en una relación tóxica o violenta es comenzar con la siguiente frase: “He observado algunas cosas que me preocupan…” “¿Es ahora un buen momento para conversar?” “Estoy aquí para tí…” Lo importante es conversar con calma, sin juicio, y con el deseo genuino de entender a la otra persona.

  1. Infórmate y brinda información. Si sospechas que tu ser querido está en una relación violenta o tóxica, infórmate sobre las señales de abuso emocional, físico y psicológico. Esto te permitirá entender mejor lo que está sucediendo y te ayudará a ofrecer información útil cuando sea necesario. Puedes compartir con tu ser querido recursos como líneas de ayuda, pero hazlo de manera no intrusiva. Déjale claro que hay opciones y ayuda disponible cuando él/ella esté listo/a.
  2. No critiques a la persona ni a su pareja. Aunque es natural sentir frustración o enojo por la situación, criticar directamente a la pareja o juzgar las decisiones de tu ser querido puede alejarlo de ti. Muchas personas que están en relaciones tóxicas o violentas ya se sienten avergonzadas o confundidas, por lo que lo último que necesitan es más juicio. En lugar de eso, enfócate en ofrecer apoyo y comprensión. Recuerda que salir de una relación abusiva es un proceso complicado y que, muchas veces, la persona no se siente lista para tomar medidas inmediatas.
  3. Ofrece apoyo, pero no impongas soluciones. Aunque quieras ayudar activamente, es crucial que no impongas soluciones o insistas en que la persona deje la relación de inmediato. Si bien tu preocupación es genuina, el proceso de dejar una relación tóxica o violenta es muy personal y puede tomar tiempo. En lugar de decirles lo que deberían hacer, pregúntales cómo puedes apoyarlos o qué necesitan de ti. Ofrecer ayuda práctica, como acompañarlos a hablar con un terapeuta o facilitar recursos, puede ser más eficaz que presionarlos a tomar decisiones rápidas.
  4. Respeta su autonomía. Es posible que, a pesar de tus esfuerzos, tu ser querido no esté listo para dejar la relación. Aunque esto pueda ser frustrante y doloroso de ver, es importante respetar su proceso y su capacidad para tomar decisiones sobre su vida. Lo más importante es que sepan que estarás ahí para ellos cuando decidan buscar ayuda o salir de la relación. A veces, el apoyo incondicional y la paciencia son lo que más necesitan.
  5. Cuida tu propio bienestar. Ayudar a alguien que está en una relación tóxica o violenta puede ser emocionalmente agotador. Es crucial que también cuides de ti mismo durante este proceso. No te sientas culpable si necesitas poner límites o buscar apoyo para ti mismo. Recuerda que no está en tus manos cambiar la situación, y que la mejor manera de ayudar es asegurándote de estar en un lugar emocionalmente saludable para ofrecer apoyo.

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